Mónica Alexandra Guzmán Guaraca
Médico, especialista en Endocrinología
La menopausia, según la organización mundial de la salud (OMS), se define como el cese permanente de la menstruación por doce meses consecutivos, como resultado de la perdida de la actividad folicular. El estado de hipoestrogenismo que se presenta en el periodo postmenopáusico, ha hecho más visible el impacto de este déficit hormonal prolongado sobre la salud de la mujer, ya que se asocia con mayor incidencia de enfermedades cardiovasculares (ECV), alteración en el metabolismo de los hidratos de carbono como insulinoresistencia, diabetes tipo 2, alteración del metabolismo lipídico, síndrome metabólico, distribución y aumento de la grasa corporal, entre otros.
La enfermedad cardiovascular es la principal causa de muerte en mujeres mayores de 50 años. Previo a la menopausia el riesgo cardiovascular en muy inferior a la de sus pares hombres.
Efectos de los estrógenos y progestágenos en el endotelio y la inflamación
La principal hormona circulante en el cuerpo de la mujer pre menopaúsica es el estradiol, también llamado estrógeno (E2). Este es sintetizado y secretado de forma primordial en los ovarios. El endotelio desempeña un papel fundamental en el mantenimiento del tono vascular y el flujo sanguíneo. Cuando se presenta una alteración endotelial que lleva a su disfunción, se desencadena una cascada inflamatoria, con producción de factores protrombóticos y vasoconstricción. La suma de estos tres factores incrementa el riesgo de presentar una ECV
El E2, a través de su unión con los receptores de estrógenos (ER) y los GPR30 (tipo de receptores en la membrana mitocondrial acoplados a proteína G), favorece la homeostasis endotelial y promueve la vasodilatación mediada por la óxido nítrico sintasa endotelial y la regulación del óxido nítrico.
El estradiol tiene un efecto antimitogénico probado en el músculo liso que se encuentra mediado por la MAP cinasa, y adicionalmente estimula el factor de crecimiento endotelial vascular, favoreciendo así la proliferación celular. La homeostasis mitocondrial permite el mantenimiento de un equilibrio en el metabolismo energético, las vías de apoptosis y la producción de especies reactivas de oxígeno, en la membrana de esta célula se pueden encontrar receptores tipo ER y GPR30 que, cuando son activados por el E2, pueden desarrollar cambios transcripcionales en los genes que modifican la función mitocondrial y la supervivencia celular (Fig. 1) y que se relacionan con la cardioprotección.
Fig.1 Efecto de los estrógenos sobre el endotelio vascular (Tomado de Hurtado-Martínez L , Saldarriaga-Giraldo C, Jaramillo L. Riesgo cardiovascular durante la menopausia: una visión del cardiólogo y del ginecólogo. Revista Colombiana de Cardiología. 2018, 7-24 doi. 10.24875/RCCAR.21000101)
Mecanismo de acción del hipoestrogenismo y la enfermedad cardiovascular
Durante la vida fértil de una mujer, el nivel promedio de estrógeno total es de 100 a 250 pg/mL. Sin embargo, la concentración de E2 en circulación disminuye hasta 10 pg/mL después de la menopausia.
Durante el periodo de transición a la menopausia (perimenopausia), que dura de 2 a 7 años, se producen cambios clínicos en la composición corporal debido al envejecimiento y a los cambios hormonales.
Los estrógenos ováricos aumentan el almacenamiento de grasa periférica principalmente en las regiones subcutáneas glúteas y femorales, mientras que los andrógenos, principalmente testosteronas biodisponibles, aumentan la acumulación de grasa abdominal visceral. La disminución de las concentraciones de estrógeno que acompaña al hiperandrogenismo relativo se considera el factor principal que provoca el aumento de peso y la redistribución de la grasa corporal en mujeres posmenopáusicas.
Este déficit hormonal se asocia a síndromes menopáusicos patológicos, como trastornos del sueño/estado de ánimo, síntomas vasomotores (incluidos sofocos y sudores nocturnos), atrofia urogenital, osteopenia y osteoporosis, trastornos psiquiátricos, disfunción sexual, lesiones cutáneas, enfermedades cardiovasculares (ECV), cáncer, trastornos metabólicos y obesidad.
Los estrógenos, ejercen un papel protector en el sistema cardiovascular y se producen principalmente en los ovarios a través de un proceso que utiliza el colesterol de lipoproteínas de baja densidad (LDL) (LDL-C) como sustrato. Sin embargo, el LDL-C circulatorio no puede utilizarse para sintetizar estrógenos durante la menopausia, lo que da como resultado una disminución de la producción de estrógenos. Por lo tanto, la menopausia se asocia con un aumento de los niveles de LDL-C en la sangre y un mayor riesgo de ECV.
En las células endoteliales, los estrógenos modifican la producción, relación y bioactividad de factores relajantes derivados del endotelio, como el óxido nítrico, y las prostaciclinas.
Afectan las concentraciones de calcio intracelular y causan vasodilatación por lo que se estima tienen efectos directos sobre la contracción y dilatación vascular.
La disminución de estrógenos aumenta la reactividad vascular, disminuye el óxido nítrico y aumenta las prostaciclinas además de producir vasoconstricción, daño endotelial, asociado a rigidez arterial que favorece un estado procuagulante, también se asocia con alteraciones a nivel lipídico, como lipoproteínas, apolipoproteínas, lipoproteínas de baja densidad (LDL), lipoproteínas de alta densidad (HDL) y triacilglicerol (TG). Las alteraciones en el metabolismo de los lípidos y el exceso de tejido adiposo juegan un papel clave en la síntesis del exceso de ácidos grasos, adipocitocinas, citocinas proinflamatorias que provocan la peroxidación lipídica y dan como resultado el desarrollo de resistencia a la insulina, adiposidad abdominal y dislipidemia aterogénica, conllevando al desarrollo de Diabetes de tipo 2 y el aparecimiento del síndrome metabólico que es un conjunto de condiciones caracterizadas por alteración del metabolismo de la glucosa prediabetes o diabetes tipo 2 , presión arterial alta, obesidad central y niveles bajos de LDL-C y altos de triglicéridos. Varios estudios han determinado que el síndrome metabólico es más frecuente en las mujeres posmenopáusicas que entre las mujeres premenopáusicas.
Conclusiones
Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en el mundo, las mujeres en periodo de menopausia se encuentran más expuestas a riesgo de muerte por ECV.
Las mujeres en etapa de menopausia están en riesgo de varias comorbilidades cardiovasculares que alteran la calidad de vida como el síndrome metabólico, diabetes, hipertensión, alteración lipídica.
Es importante que en esta etapa de la vida se incentive a la mujer llevar estilos de vida saludables, ejercicio regular, alimentación saludable, evitar hábitos tóxicos, sedentarismo, obesidad, tabaquismo.
Como entes de salud promover asesoría y tratamiento oportuno, fortalecer estrategias para mejorar la calidad de atención de la mujer en esta etapa de la vida, para así evitar y reducir el riesgo cardiovascular.
Referencias
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Hurtado-Martínez L, Saldarriaga-Giraldo C, Jaramillo L. Riesgo cardiovascular durante la menopausia: una visión del cardiólogo y del ginecólogo. Revista Colombiana de Cardiología. 2018, 7-24 doi. 10.24875/RCCAR.21000101
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