Investigadores del Departamento de Clínicas Médicas de la Facultad de Medicina de la Universidad Peruana Cayetano Heredia con el objetivo de examinar cómo las características físicas del entorno urbano se relacionan con la prevalencia de hipertensión. Los investigadores realizaron mediciones de presión arterial en 230 ciudades de Latinoamérica de 100.000 habitantes como mínimo, estratificadas según ciudades (unidades más grandes) y subciudades (más pequeñas, organizadas según distritos, municipios o comunas). La investigación ha sido publicada en Environ Health Perspect de Feb 2022.¹
La investigación incluyó aproximadamente 160.000 personas en 230 ciudades latinoamericanas. Sus principales resultados revelaron que una mayor fragmentación urbana, la infraestructura de tránsito masivo y una mayor densidad de intersección se asociaron con más alto riesgo de tener hipertensión arterial, en tanto que vivir en conglomerados urbanos con mayor densidad poblacional fue asociado con un menor riesgo.¹
Además, el tránsito masivo se vinculó con ligeros incrementos en la presión arterial sistólica y diastólica, si bien hubo una ligera asociación entre una menor presión arterial sistólica y diastólica a mayor cantidad de espacios verdes, al ajustar modelos se observó una asociación débil e inversa entre esas superficies y niveles de presión arterial. Pese a que otros trabajos encontraron asociación entre espacios verdes y menor prevalencia de hipertensión, en este caso no se registró asociación alguna.²
La investigación es la primera en documentar la relación entre la fragmentación urbana y una mayor prevalencia de hipertensión arterial en países de ingresos medios y bajos. La hipótesis radica en que una mayor fragmentación dificulta más ir de un lado a otro, aumenta la polución y la contaminación, los viajes motorizados y puede complicar el acceso a la salud.
Los investigadores resaltaron dos aspectos que llamaron la atención. Esperaban que el transporte público haría que las personas estuvieran más activas, hicieran más actividad física y eso mejorara el perfil cardiovascular. Lo mismo ocurrió con la densidad de intersecciones: creían que en una ciudad más amigable para caminar la gente caminaría más. En el estudio ambas cosas resultaron, al contrario: los dos hallazgos están vinculados a un peor perfil cardiovascular.
En esta investigación se muestra que algunas características de la estructura urbana, como la fragmentación, la presencia de tránsito masivo, la densidad de población, el escaso desarrollo de espacios verdes y la densidad de intersecciones están asociadas con la prevalencia de hipertensión. La relación de estas características con la hipertensión arterial podría justificarse por una mayor exposición a polución ambiental, así como dificultar el desplazamiento en forma activa, caminando o en bicicleta.
Según los expertos, este estudio es interesante y novedoso porque es de los primeros que muestra, en un gran número de pacientes, la posible asociación de hipertensión arterial con diferentes variables de urbanización. Si bien es observacional y transversal, su rigurosa metodología y la gran cantidad de ciudades involucradas le otorga un mayor peso estadístico. Para el médico clínico entender estas variables es un aporte más para su aproximación a las condicionantes de salud de su paciente individual, si bien una intervención personalizada se hace compleja (es poco probable que un paciente cambie su lugar de vivienda solo por una indicación médica), puede ser un aporte en el sentido de orientar políticas públicas de prevención y salud cardiovascular.
La hipertensión arterial es uno de los principales factores de riesgo global. Tiene un gran impacto, que aumenta con el envejecimiento de la población. Se ha estimado su responsabilidad en más de 10 millones de fallecimientos y más de 200 años ajustados por discapacidad.³ Sin embargo, es un factor de riesgo modificable. Algunos estudios indican una relación entre el riesgo de más alta presión y riesgo cardiovascular y el diseño físico del ambiente urbano. Pocos estudios en Latinoamérica exploran cómo el entorno urbano puede afectar la presión arterial y el riesgo de desarrollar hipertensión.
El estudio es transversal, con datos del Proyecto SALud URBana en América Latina (Salubral). Participaron en total 109.176 personas de 230 ciudades y 8 países del análisis de hipertensión. De estos, 50.228 de 194 ciudades y 7 países fueron incluidos en el análisis de medición de la toma de presión arterial diastólica y sistólica.
Los participantes tenían entre 18 y 97 años; 57,8% era de sexo femenino y 49,1% había completado la escuela secundaria o más. Más de 41% vivía en ciudades con infraestructura de sistema de tránsito y 13% se consideró con hipertensión.
Se utilizaron tres diferentes indicadores de resultados de salud: hipertensión y medición objetiva de presión sanguínea sistólica y diastólica. Los participantes eran definidos con hipertensión si un médico los había diagnosticado y si tomaban medicación para bajar la presión. Las presiones sistólica y diastólica fueron tomadas por entrevistadores experimentados en todos los países, excepto en Argentina. El número de tomas y las condiciones de la medición variaron según cada encuesta. Por eso las cifras tomadas en cuenta fueron el promedio de todas las mediciones.
Algunas limitaciones del estudio se vinculan con el diseño de la investigación y el hecho de que el diagnóstico de hipertensión estuviera basado en autorreporte y podría haber un subregistro de casos. También hubo falta de sincronización entre la encuesta y las mediciones del entorno urbano.
Para varios expertos, el manejo integrado del diseño urbano y la planificación del transporte podrían contribuir a la reducción del riesgo de enfermedades no transmisibles.
El médico juega un papel fundamental como líder del equipo de salud y puede promover centros de salud familiar en áreas de ciudad más fragmentadas, campañas de prevención cardiovascular en puntos álgidos del transporte urbano masivo, participar en campañas de promoción del deporte en áreas verdes, entre otras medidas.
Referencias
Avila-Palencia I, Rodríguez DA, Miranda JJ, Moore K, y cols. Associations of Urban Environment Features with Hypertension and Blood Pressure across 230 Latin American Cities. Environ Health Perspect. Feb 2022;130(2):27010. doi: 10.1289/EHP7870. PMID: 35167325. Fuente
Gascon M, Triguero-Mas M, Martínez D, Dadvand P, y cols. Residential green spaces and mortality: a systematic review. Environ Int. Ene 2016;86:60-7. doi: 10.1016/j.envint.2015.10.013. PMID: 26540085. Fuente
Olsen MH, Angell SY, Asma S, Boutouyrie P, y cols. A call to action and a life course strategy to address the global burden of raised blood pressure on current and future generations: the Lancet commission on hypertension. Lancet. 26 Nov 2016;388(10060):2665-2712. doi: 10.1016/S0140-6736(16)31134-5. PMID: 27671667. Fuente
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