Enrique Teran, MD, PhD
Colegio de Ciencias de la Salud, Universidad San Francisco de Quito. Academia Ecuatoriana de Medicina y Academia de Ciencias del Ecuador.
De acuerdo con la “Acción Mundial sobre sal, azúcar y salud” o WASSH (por sus siglas en inglés de World Action on Salt, Sugar and Health), a partir de este año y en adelante la tercera semana de mayo se llevará a cabo la semana de concientización para dejar la sal (https://www.worldactiononsalt.com/awarenessweek/).
La hipertensión arterial es el principal factor de riesgo para padecer enfermedades cardiovasculares, las cuales representan la principal causa de muerte en el Ecuador. Según los datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) realizada en el año 2012, la prevalencia de HTA en la población ecuatoriana de 18 a 59 años era 9,3%, mientras que la encuesta SABE II del 2010, reportaba una prevalencia de HTA en adultos de 60 y más años de 44%.
La relación entre mayor consumo de sodio y valores elevados de presión arterial se demuestra en diversos estudios, destacando el INTERSALT que encontró en población de 40 a 59 años, mediciones promedio de presión sistólica 7.8 y presión diastólica 3.5mmHg más altas, en los individuos que consumen diariamente más de 2.3g de sodio, equivalentes a 5.8g de cloruro de sodio (10.1136/bmj.312.7041.1249).
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), un consumo de sal inferior a 5 gramos diarios en el adulto contribuye a disminuir la presión arterial y el riesgo de enfermedad cardiovascular, accidente cerebrovascular e infarto de miocardio.
Sin embargo, de acuerdo con la encuesta STEPS, realizada en el Ecuador en el 2018, la prevalencia de hipertensión arterial (HTA) en la población mayor de 19 años fue de 19,8%. La prevalencia fue mucho mayor en el grupo de 45 a 69 años, con 35,0% para ambos sexos. Adicionalmente, de acuerdo con la– ENSANUT, llevada a cabo en el año 2018, el 64.7% de la población adulta (19-59 años) presenta sobrepeso u obesidad a nivel nacional.
En cuanto al consumo de sal en el hogar, de la encuesta STEP se desprende que el 12,4% de adultos agrega sal mientras come; y el 76,3% de adultos agrega sal al cocinar o preparar comidas en la casa. De igual forma, el 11,1% de la población adulta reportó que consume alimentos procesados ricos en sal frecuentemente. En el grupo más joven de 18 a 44 años, este porcentaje fue del 14,5% mayor, siendo este porcentaje de consumo más del doble que el del grupo de 45 a 69 años.
La reducción de la ingesta de sal se considera una de las medidas más costo eficaces que los países pueden tomar para mejorar la situación sanitaria de la población. Sin embargo, al medir la excreción urinaria de sodio, encontramos que en la población ecuatoriana la ingesta promedio de sal de 6.8 g/d (rango: 4.4 a 8.7), y que dos tercios de la población estudiada consume más sodio que lo recomendado por la OMS (10.15446/rsap. V20n5.73019).
En este sentido, el Ecuador implementó desde el año 2014 el sistema de etiquetado en los alimentos procesados (semáforo nutricional) a fin de permitir al usuario el aporte de sodio/sal de cada una de las porciones consumidas. Sin embargo, en un estudio piloto determinamos que la mayoría (88.7%) de los participantes sabían la importancia del semáforo, pero más de la mitad (59.7) no lo revisan al momento de comprar sus alimentos y el 78.1% indicaron que el semáforo no influencia su decisión de compra (10.1186/s12992-019-0467-9)
Los Estados Miembros de la OMS han acordado reducir en un 30% el consumo de sal de la población mundial hasta el 2025, ya que esta medida de reducción podría generar un año más de vida sana a un costo inferior al ingreso anual medio o al producto interno bruto por persona.
En el Ecuador, desafortunadamente no se están tomando acciones frontales para reducir el consumo de sal, quizás porque en su consumo se apalanca la principal estrategia para combatir otro gran problema, la deficiencia crónica de iodo, responsable de que el hipotiroidismo sea (todavía) prevalente …, ¡pero ese es otro tema para analizar!
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